La necesidad de un nuevo hábito surge cuando queremos cambiar, el cambio surge cuando detectamos o sentimos que debemos de mejorar cierto o ciertos aspectos de nuestro repertorio productivo: mejorar nuestra concentración, mejorar nuestra redacción, mejorar nuestra capacidad de síntesis etc
Te preguntas ¿Cómo incorporar nuevos hábitos a tu rutina productiva? Te puedo dar 3 claves que considero vitales para incorporar nuevos hábitos en tu productividad personal, en la de tus hijos, o en la de tus tus alumnos.
1. Divide y trocea el hábito a adquirir, en micromejoras. Por ejemplo, si tu objetivo es mejorar la concentración en tus horas de estudio y/o trabajo, puedes trocearlo en micromejoras, así: – Eliminar distracciones tecnológicas: apagar móvil, eliminar notificadores … – Aleccionar a mis amigos/familia de mis horas de estudio, con el fin de evitar molestias y distracciones. – Estudiar/trabajar en bloques de tiempo y minidescansos etc.
2. Elige una sola micromejora, y practícala, practícala y practícala hasta que se surja de manera espontánea. El hábito solo se adquiere con rutina y la rutina con la práctica, con la repetición.
3. Evalúa y toma conciencia de la micromejora. Reserva un espacio en tu pared, corcho de pared en tu espacio de trabajo, incluso aplicación de tareas, donde puedas ir anotando las micromejoras. El objetivo es tomar conciencia, antes de comenzar tu jornada de estudio/trabajo, de la micromejora que estamos trabajando y asegurarnos de ponerla en práctica. Evalúa.
En la revisión diaria de tu trabajo, anota de manera repetitiva: Evaluación de las micromejoras. Adquirir nuevos hábitos no es tarea fácil, requiere de motivación, de querer conseguir, de mucha práctica. El trocear y dividir en micromejoras el nuevo hábito, hará que te motives más y mejor, conseguirás microavances, que reforzarán tu esfuerzo hacia el cambio. Solo con la práctica y la repetición conseguirás adquirir nuevos hábitos, lo que se deja de practicar, se pierde.